Llega
mi metro. Un anciano se sienta de espaldas para seguir absorto en sus recuerdos
y yo lo hago mirando hacia delante, ansioso por llegar a mi cita. Las ruedas
marcan un ritmo de beatbox y los vagones penetran en el túnel para repartir
prisas y sueños por las venas de la ciudad. En las ventanillas se pueden ver
miradas furtivas, somnolientas, distraídas. Ecografías también de futuros
abogados banqueros, estudiantes, camareros, policías… El tren resopla, bufa,
traquetea, chilla. Tirso de Molina, se abren las puertas, se rompen aguas. Una
marabunta de color inunda los andenes, como un enjambre alborotado por la
pedrada de un niño. Los torniquetes apenas pueden contener la hemorragia de
vida que se desparrama por la superficie de la gran ciudad.
Segundo premio XIX Certamen Raimundo Alonso 3l 10.12.2021
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