Fui tu esposa
esposada, tu amante y esclava, la que juró quererte y obedecerte hasta el fin
de los tiempos, la que cambió sus amistades por fogones, lavadoras y zurcidos,
la que nunca pudo quejarse ni tener dolores. Experta en maquillajes, silencios
y perdones, la que tuvo que dejar de fumar porque aquellas costumbres eran
“demasiado modernas para mí”. La palabra tolerancia nunca figuró en tu
diccionario, pero, ¿sabes?, creo que voy a fumarme dos estancos seguidos
leyendo a la luz de la luna. Sacudiré lentamente la ceniza, muy despacio, en la
urna donde te conservo.
Primer premio en la X edición del certamen "Leyendo a la Luz de la Luna" convocado por Zoes.
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