Todo empezó con un gesto inocente de una mano sacudiendo el
aire, después un reproche azucarado, otro amargo, una mirada de vidrio por
encima del hombro, un desdén inapreciable, otro abierto y ofensivo... Y poco a
poco empezó a llover. Minúsculas gotas que nos empaparon sin darnos cuenta, muy
despacio, de puntillas. Resbalaron por nuestra frente, se detuvieron en nuestra
cara para buscar un nuevo surco y se colgaron de la comisura de nuestros labios
para disolver las sonrisas. Penetraron luego por la boca, nos anudaron la
garganta y se precipitaron por un laberinto de silencios hasta anegar los
sueños. Y después siguieron los relámpagos y los truenos que resquebrajaron el horizonte.
Primer premio XLIX Certamen Literario Albaricoque de Oro
1 comentario:
Bravo! Un gran micro.
Muchas felicidades, Luis. Me akaleg mucho.
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