https://photos.app.goo.gl/1nBB6deeuUKxzLZF2
Mi novia era suave al tacto y bien formada. De risa suelta y
creo, además, que era bastante alta. Nos conocimos y tratamos siempre sentados,
en el reservado de una venta, donde el ardor de mi juventud, al amparo de la oscuridad,
pretendió varias veces doblegar su resistencia. Sin embargo, el magma de mis
labios no pudo con la frialdad de sus dientes ni con la estrechez de sus
piernas apretadas. Forcejeamos; larga e intensamente, pero resultaba un duelo desigual
porque su frialdad era tan intensa que se me antojaba… de otro mundo. Estuve a
punto de dejar allí la vitalidad de mis veinte años convertida en hielo y privar
a la historia de mis hazañas y conquistas posteriores. Cansado de aquella
penumbra, de su risa floja y de que mi lengua tropezara siempre con la barrera
gélida de sus dientes, acerqué una palmatoria a su rostro para poder verle la
cara. Recorrió entonces mi cuerpo la sensación de un hierro candente sumergido
en un barreño de agua fría. Me levanté de un salto. Yo pensaba poner una muesca
más en el puño de mi espada y creo que fue ella la que casi, casi, la puso en
su guadaña.
Finalista en "La Redonda te Cuenta". Relato escenificado por La compañía Hilo en el teatro La Redonda. Lema: "Los duelos".
2 comentarios:
Qué pena no haberlo visto. Al menos... leído y disfrutado está.
Muchas felicidades
Gracias, Luisa. Besicos
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